lunes, 4 de abril de 2011

¿A qué huele el marketing?

La vista da paso al olfato en este paseo de Marketing Latente por los sentidos.

¿A qué huelen las nubes? ¿A qué huele el éxito? ¿Y a qué huele el marketing?

Trabajar con aromas es el gran sueño del marketing, una herramienta a su alcance muy sugerente y provocadora al olfato de los consumidores.

El olfato es un sentido muy poderoso. Podemos cerrar los ojos, pero no la nariz. Es algo inevitable. Es por lo que cada vez más empresas apuestan por incluir este instrumento en sus estrategias.

No hace falta irse muy lejos para probar la eficacia del aroma. Sin salir de su barrio, muchos restaurantes utilizan el marketing incluso sin ser conscientes, cuando el olor de sus comidas se desprende hacia la calle diciéndonos: “¡Cómeme!”. Más premeditado es el comportamiento del Burguer King, cuyos establecimientos están obligados a tener un extractor hacia la calle y cuyo olor llega hasta bastante lejos. Hasta tal extremo apuestan por el olor que hace unos años lanzaron al mercado la fragancia “Flame” con aroma a Whopper, su hamburguesa estrella.

Otro caso curioso es el de una cadena internacional de hoteles de Suiza. Ellos decieron utilizar en sus hoteles una fragancia buscada minuciosamente por una prestigiosa especialista en fragancias. Estuvo trabajando en ello medio año hasta que dio con la química perfecta que se quería trasmitir: un sutil aroma a montañas suizas, nieve, acero y…¡olor a dinero! Esta fragancia es dosificada a través del aire acondicionado de cada hotel. Con ello pretenden dotar de un carácter y personalidad únicos a sus hoteles.

¿Por qué la industria de las fragancias funciona tan bien? Tal vez se busca en ella incluso la seducción. Recuerdo incluso una fragancia lanzada al mercado que contenía feromonas para atraer a las mujeres. Esto es un ejemplo bastante exagerado pero curiosamente cierto.

¿El olor vende? Sí. ¿Por qué? Porque la química de sus compuestos llega a nuestro cerebro y los estimula hacia la compra o hacia el rechazo.

Recuerda, podemos cerrar los ojos pero no la nariz. ¿Te gusta como huelo?

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