jueves, 21 de octubre de 2010

Cuando se educa a través del miedo

Hay muchos anuncios muy vistosos, hechos a golpe de talonario, con superproducciones, en los que se pone toda la carne en el asador. Pero curiosamente luego no son eficaces y no consiguen lo que se esperaba de ellos sin llegar al público objetivo. En cambio hay otras acciones de marketing que surgen de una pequeña idea, que son hechas con pocos recursos y muestran su simpleza. Lo simple y auténtico siempre suele acabar calando hondo en el público. Muchas veces…las ideas más simples están ahí, delante de nuestras narices, latentes… (me gusta esta palabra :p) surgen de lo cotidiano. No hace falta ser un coquito para tener una gran idea.

Expongo todo lo anterior porque paseando por Porto me llamó la atención la forma tan avispada de emitir un mensaje a la ciudadanía para disminuir el número de atropellos. En esta ciudad la cifra de atropellos al año es brutal, en el año 2009 se registraron nada más y nada menos que 316 atropellos. Eso significa una media de casi 1 persona por día en una ciudad de unos 500.000 habitantes. Mucho ¿verdad? Los mensajes son expuestos en cada paso de peatones de las calles céntricas, como muestro en la foto que tomé, seguido del eslogan “Todos somos peatones” en lengua portuguesa.

Además, otro día, pasando por Praça dos Aliados, me encontré una feria sobre civismo. En una de las atracciones, había pasos de peatones y semáforos ficticios...y educaban a las personas para pasar la calle de forma correcta.

He aquí una paradoja: ¿educar a través del miedo o educar educando? ¿es buena forma educar a través del miedo, recordándote en cada paso este impactante mensaje? Soy de la opinión de que educación y miedo no son del todo eficaces y son palabras reñidas... no sé que opinas tú querido lector. He aquí una muestra de marketing latente en mi ciudad actual, en este maravilloso país vecino.

sábado, 9 de octubre de 2010

Una palabra vale más que mil imágenes

Hace poco leí las maravillosas y coherentes palabras de Joaquín Lorente en su libro “Piensa, es gratis”. En uno de sus principios el autor desmentía el famoso dicho de que “una imagen vale más que mil palabras”. ¿Tú estás de acuerdo con este dicho? Yo, querido lector, después de leer este capítulo, siento decirte que no. Ahora expondré el porqué, apoyándome en el libro y en un corto titulado “Historia de un letrero” que puede que muchos hayáis visto, pero yo no me canso de verlo y encaja mucho con lo que expongo en esta nueva entrada.

En las últimas décadas la tecnología ha impulsado y potenciado de forma extraordinaria la difusión de la imagen. El color es parte del escenario visual cotidiano. El blanco y negro es ya incluso visto como una exquisitez gráfica (o también como miseria presupuestaria). A la vista de todo esto… ¿qué futuro le queda a la palabra?

Pues bien, una gran imagen requiere siempre una interpretación, que puede ser entendida de muy distintas formas dependiendo de la cultura y el momento de cada receptor.

Una gran frase es por sí misma una comunicación cerrada y concreta, que la mayoría de las veces no da pie a interpretaciones desviadas. Se sustenta en las letras del abecedario, se expresa con una sola voz y se puede leer impresa a un solo color. ¿Qué imagen podría haber sustituido (insisto, sustituido, no ilustrado) el “llegué, vi, vencí” de Julio César, el “ser o no ser” de Shakespeare o el “Let it be” de Paul McCartney?

Hace algunos años, un iluminado acuñó la frase “una imagen vale más que mil palabras”. Curiosamente, para transmitir su mensaje no encontró mejor forma de hacerlo que con palabras.

El qué decir es muy importante, pero igual de importante o más es el cómo decirlo, la coherencia de la frase. El marketing se vale de grandes imágenes, pero quedaría vacía de significado si no va acompañada de grandes frases, como ejemplifica el siguiente corto.

Adaptado de “Piensa, es gratis” de Joaquín Lorente.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Gillette crea un “reality-show” para Twitter

¿Aún no conoces Twitter? Si la respuesta es negativa, te recomiendo encarecidamente que abras una cuenta en esta plataforma de microblogging. Según un último estudio realizado en Estados Unidos, cómo no, Twitter posee mayor influencia que Facebook. Los usuarios de Twitter son hoy en día los más influyentes en internet. A pesar de tener menos usuarios que Facebook, los twitteros son mucho más activos, producen más contenidos y tienen una mayor reputación online. El informe del estudio afirma que el 72% de los usuarios activos publica al menos una vez al mes una entrada en un blog, el 70% comenta otros artículos de la Red, el 61% realiza descripciones de productos al menos una vez al mes y el 61% comenta noticias de portales de información. ¿Qué más se puede pedir? Son el público perfecto y soñado de cualquier marca (aunque también un arma de doble filo porque si la marca lo hace mal puede ser duramente criticada).

Por esta gran influencia de los usuarios de Twitter… ¡Gillette ha creado un reality-show! Los protagonistas son dos gemelos idénticos, Dean y George Georgiades, que se distinguen tan sólo porque uno de ellos tiene barba y el otro no. Durante el juego, ambos se enfrentarán a una serie de retos para ver si los hombres tienen mejor aspecto con barba o sin ella.

Querida lectora: ¿a ti como te gustan más? ¿con o sin barba?

Querido lector: ¿Prefieres llevar barba o ir afeitado?

Curiosa forma de Gillette para aumentar su presencia en Twitter. ¿Tenéis curiosidad y queréis participar? Solo basta con agregar: @georgiogeo y @dino_geo. Yo ya lo hice…

Adaptado de MarketingNews.es

domingo, 3 de octubre de 2010

¿Somos emocionales o somos racionales?

Muchas veces se ha hablado de la decisión de compra desde la perspectiva de la racionalidad. Pero lanzo la siguiente pregunta: ¿pensáis que los seres humanos somos racionales comprando? Opinad. En la mayoría de los casos los seres humanos carecemos de racionalidad a la hora de adquirir productos y servicios, y más aún en un capitalismo cada vez más dictado por el materialismo. ¿Cuántas cosas se compran sin que realmente sean necesarias? ¿Me compro un coche como el de mi vecino porque soy racional? ¿No será que me dejo llevar por la emoción? ¿llevo unas Nike por sus características tangibles y racionales? Pensad ejemplos que defiendan el hecho de realizar la acción de compra de forma racional, encontrareis pocos. Estamos en la era del neuromarketing.

Los investigadores de marketing se han dado cuenta de que lo que las personas piensan es menos predecible de lo que sienten cuando se trata de productos que adquieren.

Las marcas emocionales, como Coca-cola, ofrecen un medio y una metodología para conectar los productos con el cliente de un modo emocionalmente profundo. Se busca con ello la satisfacción material del cliente, pero sobre todo que éste experimente una plenitud emocional.

Hay un problema. El marketing emocional tiene el riesgo de parecer manipulador. Muchos clientes están cansados de que una empresa intente llegarles al corazón para venderles algo. El equilibrio es algo necesario, hay que buscar la coherencia entre lo que se comercializa tanto al lado izquierdo como al derecho del cerebro. Seamos emotivos, pero no tontos.